Adaptación de Fernando Sansegundo, que también actúa
como locutor, de la
Dama duende de Calderón de la
Barca, presentada, en este caso, como una retransmisión radiofónica ubicada
en el Madrid “fuencarralero” y siniestro
de los años 50. Radio como marco del teatro, teatro dentro del teatro, viaje en
el tiempo desde otro tiempo.
En realidad, son dos obras, dos escenarios y sus épocas que
dialogan con no poco humor y libertad frente a la nuestra. Verso y prosa en el
aire, un piso con una mujer encerrada, la dama (Silvia Acosta), que no se queda quieta y estancias como secretos
teñidas de penumbra y murmullos de crímenes castizos. La sutil iluminación es de Juanjo Llorens. No se pierdan los
anuncios con que Radio Madrid va
amenizando la trama.
Resulta, en fin, un experimento interesante con guiños al gran
cine español de los sesenta, a historias de la radio, a Berlanga… y eso sin que
pueda llegar a diluirse el propio Calderón que asoma y brilla a través del
verso y sus personajes. Supongo que se hubieran llevado muy bien Calderón,
Tirso, Lope con Rafael Azcona, Forqué… y aprovecho la oportunidad para reivindicar
el teatro radiado tan importante en aquella época, tan evocador y rico. El
escenario simula un transistor al que nos asomamos donde se mueven los
personajes como en una maqueta sin renunciar a su gesto romántico. Hay mucho más en
común de lo que pueda pensarse entre los varones del XVII y los del XX de la postguerra que aquí aparecen tan bien
plantados por Luis Rallo, Eugenio
Villota…
Es muy lícito explorar nuevos
territorios igual que lo hicieron las artes plásticas desde hace mucho. Y se
nota todo el trabajo de reflexión y elaboración que tuvieron detrás. Sin
desentenderse de la fidelidad a los clásicos esto abre nuevos caminos cuyo
recorrido no tiene poco mérito ni tampoco carece de riesgos. Pero todo está muy
pensado, desde el vestuario cuidadísimo, traje por traje, calcetín por calcetín
de Gabriela Salaverri (la misma que “Historia
de una escalera”) a la interacción de los personajes de fuera con los de dentro
de la Dama en la escenografía de Ricardo
Sánchez Cuerda. Exploración que convirtió los propios ensayos, según cuenta
su director Borja Rodríguez en un
espacio artesano de experimentación, antesala de curiosos descubrimientos. Como
además nos recordó Borja él plantea una dirección abierta casi colegiada, que
renueva el proceso desde dentro. Se nota que la compañía tiene ya callo en la
fluidez y soltura con que trabaja. Después la elaboración y ensayos van de dos meses a un año hasta el estreno.
Los resultados saltan a la vista y
entusiasmaron a un grupo entregado de jóvenes
estudiantes de arte dramático de Córdoba que se deshicieron en elogios en
el encuentro posterior con el elenco, ansiosos por aplaudirles de nuevo,
preguntarles y fotografiarse con los protagonistas.
La obra, además, es muy coral, lo que nunca es fácil. Mantener
su ritmo y el pulso de Calderón debió costar, pero salen airosos. Excelente
dicción y coordinación en escena. Y los personajes están muy bien sin que la
parodia erosione su credibilidad, pienso en ese borracho…Rafa Núñez.
Y todo esto se actualiza con un mensaje
reivindicativo que casi podía anticiparse en los versos de Calderón. Aunque
esto es ya de nuestro tiempo. No en vano los clásicos también fueron pioneros
en denunciar las injusticias de género, como lo hacen Calderón o Lope por ejemplo, aunque no recibieran entonces este nombre, porque lo que está mal está mal siempre.
Se tolere o no. No todo se ha inventado ahora como a veces parece que quieran
hacernos creer.
Y como son dos obras, tienen dos
finales. O un final corrige al otro en forma de denuncia. No juzgo el
atrevimiento, ya lo verán, al fin y al cabo, se hace por una buena causa. Aunque
el balance del experimento sea muy loable y supere la prueba con nota yo me
quedo con el final de Calderón. Sin desmerecer al otro, prefiero esos preciosos besos y versos finales que le da Doña Ángela (Silvia Acosta)
a su amado anonadado… preciosos y muy románticos.
Versos y besos...Discúlpenme.
Maravillosa interpretación de ellas además de ellos quede dicho
también…Helena Lanza, Anabel Maurín…
Lo femenino hila y desafía el status de un mundo ya viejo que
quiso mantener sus decisiones al margen de las mujeres. La propia vida de la
protagonista Doña Ángela aparece cercenada por los hombres que la sujetan sin
comprenderla ni respetarla, pero ellas triunfan al final. Creo que tanto Calderón
como la visión de Fernando Sansegundo son un homenaje a la determinación de no
quedarse fuera de sus propias vidas cualquiera que sea su tiempo.
Autor: Calderón de la Barca Versión y dramaturgia: Fernando Sansegundo Dirección: Borja Rodríguez Reparto: Silvia Acosta, Luis Rallo, Eugenio Villota, Helena Lanza, Mario Alberto Díez, Anabel Maurín, Fernando Sansegundo y Rafa Núñez Iluminación: Juanjo Llorens Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda Realización escenografía: El Molino Pintura escénica: Luisa Santos Vestuario: Gabriela Salaverri Atrezzo: Juanjo González Ferrero Música original: Luis Pez Duque Espacio Sonoro: Borja Rodríguez Movimiento y coreografía: Paula Sánchez Arévalo Lucha escénica: Alfredo Noval Asesoría de verso: Anabel Maurín Asesoría de voz: Inés León Diseño gráfico: Javier Naval Ayte. dirección: Virginia Rodero Dirección de producción: Isabel Casares Producción asociada: Hiperbólicas Producciones Ayte. producción: Marta R. Sanz y Marta Mardó Gestión internacional: Rafael Herrera Comunicación y prensa: Futura Comunicación Iluminación y sonido: José Muñoz Asistencia técnica: Francisco Alcalde Producción: MIC Producciones