Seguimos con inauguraciones de la temporada teatral. En este caso con el Teatro Español donde llega, tras haber agotado entradas en el reciente Festival de Mérida Edipo (a través de las llamas). La personal visión escrita por Paco Bezerra y dirigida por Luis Luque.
Edipo despierta en un extraño lugar. Extraño porque por una parte no parece conocerlo y por otra le resulta familiar.
Se encuentra en las afueras de Tebas, donde llega huyendo tanto de Corinto como del destino que el oráculo le ha profetizado. Allí se encuentra con un personaje con una coraza de metal que le cubre la cabeza y lleva la ropa chamuscada. Se trata de Yelmo, personaje creado para la obra por su autor, Paco Bezerra.
Tanto la historia original como esta que llega ahora al Teatro Español, supone un guiño para los que en los tiempos que corren, aún creemos en el destino.
Edipo entra en contacto con distintas personas que le van contando la situación que se vive en Tebas. Estos personas le reciben en una ceremonia cuidadosamente diseñada y forman junto al propio Edipo parte de su sueño.
Es entonces cuando oye hablar por primera vez de la Esfinge, un ser que tiene sumida en el miedo y el horror a la ciudad.
Quien se encarga de hablarle de la Esfinge no es otro que Creonte el hermano de Yocasta la reina de Tebas. Intenta convencer a Edipo para que se enfrente a la Esfinge ya que quien consiga vencerla será nombrado nuevo rey de Tebas.
Edipo por su parte, tiene la intención de continuar su viaje sin tener muy claro su destino. Ante la insistencia de Creonte decide partir al encuentro de la Esfinge.
Junto a la figura de Yelmo, la otra gran novedad en el texto es que, en la versión clásica de Sófocles, Edipo para salvar a su pueblo de la peste ha de irse al destierro tras enterrarse que sin él saberlo ha matado a Layo, su padre y ha yacido con su madre Yocasta.
En el texto de Paco Bezerra la amenaza que se cierne sobre Tebas es un descontrolado incendio y Edipo para salvar a su pueblo debe atravesarlo para poder sofocarlo.
Edipo nos habla de la culpa, de las leyes morales, del destino. Ese destino que por mucho que tratemos de evitar nos sigue allá donde vayamos, nos espera a la vuelta de cualquier esquina aunque hayamos huido para intentar escapar de él.
Es así como en palabras del propio Edipo “ yo que creía ser flecha era diana, que me creía trampa era el ratón…”. Un destino al que irremediablemente se encuentra unido y que debido a su decisión de priorizar el bien común (el de su pueblo) sobre el bien individual le acaba convirtiendo en un héroe. En un mundo donde se intenta ocultar la verdad y la asunción de responsabilidades Edipo, se embarca en la búsqueda de aquella sin miedo a lo que descubra y afronta con valentía las consecuencias de sus actos, aunque dichos actos fueran involuntarios y desconocidos por él.
El texto de Paco Bezerra es una delicia, una clase magistral de filosofía y de vida. En palabras del propio autor “Habitamos un mundo en el que estamos buscando culpables y enemigos todo el rato, la culpa siempre la tiene el otro, la oposición. Edipo nos dice todo lo contrario, conócete a ti mismo porque cuando te conozcas a ti mismo te darás cuenta de que el enemigo no es el otro, eres tú. Por eso hay que batallar contra uno mismo”.
Continúa señalando “El heroísmo de este personaje que encarna Alejo Sauras no está en su fortaleza de hombre corpulento y voz grave. Su valentía no está en la fuerza, sino en la inteligencia. Es un Edipo alejado del estereotipo del héroe para decir que la heroicidad no está en la fortaleza física, sino en la mental”.
En relación con las distintas versiones de este clásico acaba explicando que “No he querido hacer una adaptación de la obra de Sófocles, ni de la de Séneca, ni de La máquina infernal de Cocteau ni de tantas otras versiones del mito que existen, sino que he querido crear la mía. Esto ha conllevado más trabajo, siete meses desde que Luis me lo propuso”.
Luis Luque se encarga de la dirección, como ya ha sucedido con otras obras, el tándem con Paco Bezerra funciona a la perfección. El trabajo realizado con un elenco muy joven es notable. Con la ayuda de las magníficas coreografías de Sharon Fridman el resultado es de una delicadeza absoluta.
Respecto a la elección de Edipo, Luque lo explica así: “De todo el repertorio de la historia del teatro, elijo el mito de Edipo. Ahora. En este momento. ¿Por qué? A priori no lo sé; luego sí, cuando veo la obra acabada. La obra termina, finalmente, por darme el significado del porqué de tanta obsesión. Lo que sí sé es que utilizo la belleza como política”.
Continúa indicando, “Trabajo desde la obsesión. Intento ser canal para que la obra fluya y, para ello, el trabajo de búsqueda es constante, dura todo el día. Nunca sabes cuándo te puede asaltar un pensamiento que te puede llevar a crear un instante poético. Todo está conectado. El inconsciente dialoga con la escena. La identificación con la composición en escena es vital para ofrecer una propuesta que sujete la historia de este misterioso mito que, a lo largo de la historia del hombre occidental, ha desencadenado las más numerosas de las representaciones artísticas, pasando por la creación de corrientes de la psicología, así como el profundo estudio y análisis del mito de Edipo en las escuelas de pensamiento del siglo XX”.
Para finalizar comenta que “Vamos a entrar en la cabeza de Edipo para conocer el valor de la valentía, la honestidad, la búsqueda del bien común y sí, también el valor de la verdad de lo que somos. Edipo habla de valores. Conócete a ti mismo reza en la entrada del templo de Apolo en Delfos, este es el paso que Edipo da: querer conocer la verdad de lo que es”.
La escenografía de Mónica Boromello destaca por su sencillez. Un enorme espacio diáfano de color azul en el que se desarrolla la trama. Una especie de gran muro en cuya parte trasera una escalera va introduciendo a los distintos personajes en escena. Una escalera que ofrece momentos coreográficos maravillosos.
Mencionar la conjunción de dicha escenografía con el admirable trabajo de Juan Gómez-Cornejo con la iluminación.
Junto a ellos destaca la música a cargo de Mariano Marín. Con una dilatada carrera a sus espaldas ya participó en otro clásico Fedra y ha trabajado con Alejandro Amenábar en Tesis y Abre los ojos. Mariano crea con su música un ambiente lleno de misterio y tensión.
Destacar también el elegante vestuario diseñado por Almudena Rodríguez Huertas con el azul y el blanco como protagonistas y el notable trabajo de Bruno Praena responsable del diseño videográfico.
Como indicaba anteriormente, una joya la coreografía de Sharon Fridman, destacando la maravillosa recreación del encuentro entre la Esfinge y Edipo.
En cuanto al elenco, un riesgo y un enorme acierto contar con un reparto muy joven e interracial en el que cabe destacar además del sobresaliente trabajo de Alejo Sauras, a Mina El Hammani como Yocasta y a Julia Rubio espectacular como la Esfinge.
Tras pasar con gran éxito tanto por el Festival Internacional de Mérida como por los festivales de San Javier y Sagunt a Escena tenemos la posibilidad de no perdernos una de las obras de la temporada, no la desaprovechemos.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Ficha artística y técnica
De: Paco Bezerra.
Dirección: Luis Luque.
Con: Jonás Alonso, Mina El Hammani, Álvaro de Juan, Jiaying Li, Alejandro Linares, Andrés Picazo, Julia Rubio y Alejo Sauras.
Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo.
Diseño de vestuario: Almudena Rodríguez Huertas.
Composición música original: Mariano Marín.
Diseño videoescena: Bruno Praena.
Diseño de escenografía: Monica Boromello.
Coreografía: Sharon Fridman.
Asistente de coreografía: Arthur Bernard.
Maestro de máscaras: Asier Tartás Landera.
Residencia de ayudantía de dirección del Teatro Español: Víctor Barahona.
Una coproducción de Festival Internacional de Mérida, Pentación Espectáculos y Teatro Español.
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