Teatro: La Fortaleza. Teatro municipal. Festival de Almagro

Otro año más, volvemos al Festival de Almagro con la ilusión de quien cumple con una tradición que siempre resulta apasionante. Este año comenzamos nuestro recorrido por la programación con esta joya de Lucía Carballal, que sigue emocionando como el día de su estreno en el Teatro de La Comedia de Madrid, hace ya más de año y medio. Han sido unos días llenos de emociones. Hemos disfrutado de obras que se nos habían escapado a su paso por Madrid (como esta que nos ocupa), grandes estrenos como el de "Fuenteovejuna" de Rakel Camacho (que abrirá la temporada del Teatro de la Comedia), la genialidad de la compañía portuguesa Chapitó con su delirante y delicioso "Rey Lear" y las divertidísimas "Farra" de la compañía Lucas Escobedo y "La desconquista" de Ron Lalá. Por si esto no fuera suficiente, hemos podido darnos una vuelta por la exposición "Universo Morboria: 40 años en la escena y la calle" y disfrutar de la instalación audiovisual "Genias". Un fin de semana lleno con mucho teatro y el ambiente único de Almagro, una maravilla.


Esta pieza nace del ciclo de Diálogos contemporáneos que el Teatro de la Comedia ha establecido entre nuestros autores clásicos y contemporáneos. Una creación que se inspira en el texto con el que habitualmente coincide en la programación de la sede madrileña de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. En esta ocasión tenemos "La Fortaleza" escrita y dirigida por Lucía Carballal, que parte de la obra "El castillo de Lindabridis" de Calderón de la Barca.


Esta producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico nos regala un tríptico de historias en torno al texto de Calderón que la dramaturga hilvana de manera deliciosa con su propia vida. De este modo, el texto nos habla de las relaciones paternos filiales, de padres ausentes, del patrimonio, de la soledad de la búsqueda, de los anhelos y de una relación entre Lucía y su padre que tuvo más de compromiso que de relación. Para hacer frente al encargo que el Teatro de la Comedia le hizo para esta pieza, Lucía Carballal ha optado por su propia vida, por su propia persona. De este modo la figura sobre la que gira "La Fortaleza" es la de Jesús Carballal, su padre.


Lucía Carballal se ha convertido en una de las autoras más prolíficas y exitosas de los últimos años. Dramaturga, directora teatral y guionista, la polifacética creadora nos ha dejado montajes tan reseñables como "Los pálidos", "Las bárbaras", "La resistencia", "Una vida americana" o "A España no la va a conocer ni la madre que la parió". Esta pasada temporada ha estrenado con gran éxito en el Teatro Valle-Inclán "Los nuestros", obra de la que es autora y directora. Para esta propuesta, la dramaturga ha decidido desnudarse ante nosotros, escarbar en sus sentimientos más profundos, hablarnos de sus intimidades para construir esta pieza de una belleza e intensidad maravillosas. Respecto a la presencia de su padre en la obra, Lucía indica “Nunca pensé que mi padre, su ausencia y su arquitectura me darían la llave para acceder a Calderón, o que Calderón me daría la llave para acceder a mi padre al que no pude conocer demasiado”.

La autora nos habla del texto para explicar que “Cuando nos preguntamos cómo leer un clásico, cómo mirarlo con los ojos de hoy, nos estamos preguntando cuánto podemos descifrar ese texto con nuestra mirada y nuestra experiencia, qué tensiones se producen ahí. Del mismo modo, cuando revisamos, por ejemplo, cómo nos criaron en los años 80, qué significó esa generación de padres ausentes, nos podemos preguntar del mismo modo cuánto de nuestro lenguaje actual y crítico nos ayuda a penetrar en esa realidad o por el contrario nos aleja de poder comprenderla. Ese paralelismo articula La fortaleza. Mirar al padre como si miráramos un canon literario cuya vigencia en nosotros podemos, quizá, atrevernos a cuestionar”.



La obra se articula como una secuencia de tres monólogos, con la obra de Calderón siempre presente pero usándola más como referencia que como esencia de lo que se quiere contar. "Al no ser una versión o adaptación sino un texto completamente original, no he tenido que enfrentarme a las complejas preguntas de la adaptación. He podido construir un marco completamente nuevo y emplear mi propio lenguaje. Eso sí, la obra de Calderón, El castillo de Lindabridis, es una referencia que La fortaleza transpira. Se establecen muchos juegos textuales y escénicos que parten de la superposición de las dos obras, como dos capas de un mismo lienzo. Esa fusión resulta actual, creo, porque casi todo lo que nos rodea respira esa superposición de tiempos e imágenes" explica la autora. 



Un proyecto que nace "condicionado" por las premisas que marcan desde la CNTC para estos diálogos contemporáneos. La concepción desde el pequeño formato de la sala en la que se va a representar marca la puesta en escena. De este modo, la obra se concibe como una secuencia de monólogos, una serie de pequeñas piezas casi independientes. El montaje le da todo el peso a la fuerza de la historia y las intérpretes, creando una escenografía elocuente en su simplicidad y usando el vestuario de los propios almacenes del ClásicoLa pregunta que nos hicimos fue cómo hacer de todo ello un concepto sólido y bien enraizado; esas limitaciones, ese “estar en los márgenes” del gran Clásico, por así decir, del cauce principal, finalmente le dio al espectáculo su sentido y su punto de vista. Texto y puesta en escena nacieron y crecieron a la vez gracias a la enorme implicación de todo el equipo; todos trabajaron en el espectáculo incluso antes de que yo tuviera una versión del texto que pudieran leer. Las actrices aportaron experiencias y testimonios que después introduje en la versión final. Un trabajo en equipo que ha dado como resultado una de las piezas más bellas y emocionantes que hemos visto en los últimos tiempos. Tres monólogos que cuentan la vida de Lucía desde tres perspectivas muy diferentes y que a la vez nos hablan de temas universales como la ambición, el amor, las relaciones familiares, la pérdida o el anhelo ante la ausencia de un ser querido.




En el primer monólogo nos cuenta como era su vida en Madrid y como la misma cambió cuando toda la familia tuvo que ir a un sitio al que nunca habían ido, y al que probablemente no habrían ido nunca si no fuera por motivos laborales, ese sitio no es otro que Murcia. Su historia volvió a dar un gran giro cuando ella, con su hermano y su madre, volvieron a Madrid. Su padre se quedó en Murcia, donde vivió y trabajó, obteniendo cierto prestigio y éxito en su trabajo como arquitecto. Su relación con él se limitaba a algún que otro fin de semana que iban a verle y poco más. Tomando como eje la relación que tuvo con su padre (o más bien la ausencia de la misma) va estableciendo cierto paralelismo entre su vida y la obra de Calderón.


En "El castillo de Lindabridis" el padre muere sin poder decir a sus hijos a quien ha elegido como su sucesor. En "La Fortaleza" acompañamos a la autora en un viaje a través de sus recuerdos para intentar llegar a entender cual fue el legado que le dejó su padre. La obra es una reflexión sobre el papel que en su vida, en lo que es hoy tuvo su padre. Un padre que tras el divorcio de su mujer se quedó a vivir en Murcia, mientras sus hijos y su mujer volvían a Madrid. En definitiva, cual es la influencia que puede tener un padre ausente en el momento en que una hija más necesita a su padre. “Mi padre pensaba que pagando nuestros colegios, llamando por teléfono de tanto en tanto y recibiéndonos en su casa alguna vez, estaba haciendo lo que debía”.


Uno de los elementos más determinantes en el éxito de la función es la fabulosa elección del elenco. Carballal explica que “pensando en qué pinta podía tener esta obra llegué a la conclusión de que eran tres monólogos, tres aproximaciones distintas a esta historia, pensé que tenía sentido llamar a tres actrices, que habían estado muy vinculadas a la CNTC y que se sucedieron en el rol de actriz principal en diferentes montajes, y pensé que esa trayectoria y ese juego de relevos también podía tener un papel en la obra: la idea de que son actrices que se han ocupado profesionalmente de relacionarse con ese legado, con esa herencia y que han hecho de ello su tarea durante muchos años y que también han tenido que gestionar el peso de ello y el dejar de dedicarse a ello, y encontraba paralelismos entre la propia historia y mi relación con el texto clásico”.

Un elenco formado por Eva Rufo, Mamen Camacho y Natalia Huarte. Tres actrices descomunales con una carrera paralela en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, cada una de ellas sustituyó a la otra, de hecho aparecen en escena en el mismo orden en que fueron accediendo a la Compañía. Impecable la selección de las tres. Sólo por ver su actuación ya merece la pena acercarse al teatro. Eva Rufo forma parte de la primera promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, y se ha convertido en una de las actrices más admiradas del panorama nacional (al menos para quien suscribe estas líneas). Mamen Camacho pasa a formar parte de la segunda promoción de la joven Compañía Nacional de Teatro Clásico en 2009, donde protagonizó "La moza de cántaro" o "Todo es enredos, amor". Natalia Huarte también formó parte de La Joven y ahora mismo es todo un referente de la escena. La hemos visto en papeles increíbles en obras tan diferentes como "Nise, la tragedia de Inés De Castro", "Supernormales", "El bar que se tragó a todos los españoles", "Los pálidos" o "Psicosis 4.48". Esta misma temporada volvió a deleitarnos con su papel en "Natacha". Tres actrices que forman parte ya, pese a su juventud, de la élite de la interpretación.




La escenografía de Pablo Chaves Maza, nos traslada a varios sitios a la vez. Por un lado, una especie de castillo suspendido en el aire (un castillo volante como el de Lindabridis o un homenaje a los muchos castillos que el padre de Carballlal construyó en Murcia). Y a sus pies lo que parecen los restos de una construcción (escombros, ladrillos…). Restos que bien se podrían ver en cualquier museo moderno de arte contemporáneo. Chaves es también el responsable de vestuario, donde se mezcla la ropa actual con vestidos utilizados en su momento por cada una de las intérpretes en representaciones de la Compañía Nacional de Teatro ClásicoPilar Valdevira se encarga de la cuidada iluminación con tonos básicos muy teatrales y Benigno Moreno se encarga del espacio sonoro alternando sonidos muy duros y repetitivos que sirven de transición entre los monólogos con armonías.


Estamos ante una de las joyas de esta edición del Festival de Almagro. Una obra que ha emocionado y conmovido a todos los que hemos tenido la suerte de ir a verla, un éxito rotundo que se refrenda con cada nueva representación, con el público puesto en pie y haciendo volver a las actrices hasta cuatro veces. Una de esas obras que te hace salir del teatro con el corazón encogido, con ganas de agradecerle a cada una de las actrices su maravilloso trabajo, por darnos la oportunidad de compartir ese viaje con ellas. Tres actrices descomunales que nos regalan una pieza sencilla en su forma pero compleja en su concepción. Una historia que nos ha dejado poso y sobre la que seguimos meditando pasados los días. Esperemos que esta fortaleza siga siendo inexpugnable y que siga con su vuelo a lo largo de todo el territorio español, la pieza lo merece.

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TeatroTeatro Municipal. Festival de Almagro.
Dirección: Calle San Agustín 20, Almagro.
FechasDías 11 y 12 de Julio a las 20:00.
Duración: 80 minutos aproximadamente.
EntradasDesde 21€ en festivaldealmagroFicha.


Equipo artístico

Dirección: Lucía Carballal.

Elenco: Eva Rufo, Mamen Camacho, Natalia Huarte.

Espacio escénico y vestuario: Pablo Chaves (AAPEE).

Diseño de iluminación: Pilar Valdelvira (AII).

Diseño de sonido: Benigno Moreno.

Ayudante de dirección: Aitana Sar.

Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Agradecimientos: Pablo Carballal, Luis Sorolla y Sergio Adillo.



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