Vive Molière, Viva Moliére, viva AY teatro, viva el humor, viva la interpretación, vivan los textos bonitos, vivan los vinos de después, viva la vida, vívanla, vivan los vivas, y sobre todo viva el teatro.
Con estos vivas parece que estuviéramos en un desfile militar, nada más lejos de lo poético, de lo artístico, de lo teatral.
Nos zambullimos en este maravilloso escenario como es el Teatro Infanta Isabel, con sus lámparas, sus colores y sus fantasmas, sus palcos y sus corrillos. Su identidad. Buena tarde noche primaveral se presenta. Hablan de un tal Moliere, la cosa toma cuerpo, toma altura, toma color, toma que toma.
No desvelaremos mucho, ya que este montaje merece ser visto, merece ser oído, ser gustado, ser olido, ser tocado, ser disfrutado.
Un homenaje en toda regla a este señor tan gracioso, a este genio junta letras, que nos llevará en noventa minutos a descubrirle, a conocerle, a disfrutarle también.
“Voy a tomar un hombre por marido” nos dice la diosa Fama desde su nube columpio. Le convencen sus siervos que un genio del teatro anda suelto. Así, le llevan a París para invadir sin tapujos, sin descanso, con descaro, con ternura, mucha ternura, la vida de este Moliere, tobogán de emociones y de vidas.
Todo pintado del color de la sonrisa, del ritmo de la risa y de la hilaridad de la carcajada. Mito, Dato y Chisme, con Clarín al piano, que siempre quiere actuar, nos llevan a esas calles molierescas, a ese París mosqueteril donde este joven aprendiz de tapicero nos mueve de obra en obra, de verso en verso, de ripio en ripio, para ofrecernos un regalo, un pre San Isidro excepcional.
Todo bajo la mirada exigente de la Fama, porque la fama cuesta… “Desde Las preciosas ridículas hasta El enfermo imaginario, desde Tartufo a Don Juan, desde La escuela de mujeres a El misántropo, les proponemos una selección desternillante de las grandes escenas de sus mejores piezas dramáticas, con el hilo conductor de su propia vida”.
Pero, ¿Quién fue este Jean-Baptiste Poquelin que puso en jaque las escrituras versálicas de aquel París versallesco, de aquel siglo dorado francés? Considerado el padre de la comedia moderna, Moliere fue poeta, dramaturgo y actor. Casi nada. Ya por aquel entonces también había formación multidisciplinar. Actuó en el primer grupo teatral autorizado de París, y con solo 21 primaveras fundó el grupo teatral Illustre Theatre. Estuvo en la cárcel, fue tapicero, estudió abogacía, actuó con la compañía de la comedia del arte italiana, escribió comedias y farsas, escandalizó al clero, fue favorito del rey, murió prácticamente en las tablas e instauró el mal fario del amarillo. Moliere fue esencia, fue teatro.
Y así nos los compone, nos lo traslada, nos lo cuenta, nos lo rima y nos lo canta AY teatro, teatro del siempre jamás, en otro de sus montajes magistrales, siguiendo la línea marcada por el triplete Cáceres, Tato, Yagüe, donde no nos dejan de sorprender, siempre con una sonrisa.
Si argumentamos que todo en Vive Moliere es maravilloso acabaríamos rápido, pero la realidad, bajo mi modesto punto de vista, es la que es.
Y es maravilla, amor al teatro, propuestas en escena diversas, divertidas, dinámicas, bajo la dirección del gran Cáceres, Yayo. Del texto sublime de Tato, don Álvaro, solo se me ocurren loas y alabanzas para conseguir esa agilidad, ese guiño a la realidad, esa mirada femenina que siempre nos muestra, ese lenguaje que una y otra vez entreteje un homenaje al idioma patrio, que seduce, admira y halaga a partes iguales.
Dan ganas de hablar en verso al salir por Barquillo rumbo a un necesario vino para comentar la hazaña. Y la producción de Yagüe, Emilia, siempre magistral, donde escenografía, iluminación, sonido, vestuario, maquillaje, y hasta el propio público si fuera necesario, se ensambla para ofrecernos un espectáculo memorable.
Pero claro, todo esto sería insuficiente sin el elenco, sin los cómicos, los que se parten el alma en cada ensayo, en cada lectura, en cada memoria, en cada salto, en cada florete, en cada tecla.
Kevin de la Rosa, Juan de Vera, Marta Estal, Laura Ferrer y Mario Portillo componen este quinteto que nos ofrece todo lo que llevan dentro, que es mucho para poder subir al cielo de la Fama, para bajar al Sena y pasear por sus orillas, para luchar con honor en sus calles, para saborear esos fragmentos tan bien escogidos y tan bien hilados de las obras más representativas de Moliere, tantas…
Todo vale en escena, decenas de personajes nos saludan, a ritmo de tecla, entre octavas y novenas, entre brumas y cielos, mostrando cuadros teatrales ilusionantes llenos de ilusión. Ilusión, sí, ilusión y buen hacer es lo que nos ofrecen una vez más esta compañía, y sobre todo sonrisas, risas y carcajadas. Con talento, cariño y profesionalidad.
Que más se puede pedir en estos tiempos huraños que corren.
Vengan al Infanta Isabel, déjense seducir solo una vez por la Fama, y vivan a Moliere, vivan la vida como si fuera su última función. Que no lo será, pero nunca se sabe. Disfrútenla.
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Teatro: Teatro Infanta Isabel
Dirección: Calle Barquillo 24.
Fechas: Del 16 de Mayo al 2 de Junio. Jueves y Viernes 21:30. Domingos 20:30.
Duración: 90 minutos
Entradas: Desde 16€ en teatroinfantaisabel.
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA
Dirección:
Yayo Cáceres
Dramaturgia:
Álvaro Tato
Reparto:
Kevin de la Rosa
Juan de Vera
Marta Estal
Laura Ferrer
Mario Portillo
Música original: Yayo Cáceres
Arreglos: Yayo Cáceres y Marta Estal
Coreografía: Nuria Castejón
Escenografía: Ay Teatro y Tatiana de Sarabia
Diseño de vestuario: Tatiana de Sarabia
Diseño de iluminación: Miguel A. Camacho
Diseño gráfico y fotografía: David Ruiz
Sastrería: Maribel Rodríguez RH, Alejandro Jaén
Dirección técnica: Amalia Portes
Producción ejecutiva: Marina Camacho
Secretaría de producción: Carmen Quirós
Prensa: Daniel Mejías
Ayudante de prensa: Jorge Ochagavía
Distribución: Emilia Yagüe Producciones
Dramaturgia: Álvaro Tato
Dirección: Yayo Cáceres
Dirección de producción: Emilia Yagüe
Una producción de Ay Teatro
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