El regreso a casa, la vuelta a nuestros orígenes para cerrar todas las heridas que dejamos abiertas con nuestra marcha, o que se abrieron por ese motivo. La vida nos va dejando marcas, rencores, deudas pendientes, que llegadas el momento resultan difíciles de resolver. La familia como germen del amor y de la vida, pero también de los más oscuros traumas, del comienzo de todo pero también como lugar al que regresar, principio y fin, epicentro de todo, la solución a nada.
Teatro: La importancia de llamarse Ernesto. Teatro Español.
No hablaré del texto de Óscar Wilde porque su fama merecidísima es conocida por la inmensa mayoría de la gente. Es un clásico ya imprescindible del teatro británico sobre la rigidez y la hipocresía de la época victoriana. Destila humor inglés e ironía fina. Ha sido representada casi tantas veces como han repuesto "Sonrisas y lágrimas" en la tele, por ejemplo. Pero no importa, las dos son obras maestras. La genialidad de Wilde está sobradamente contrastada. Poco puedo añadir yo, salvo que aquí la tenemos de nuevo, felizmente.
Lo que no te puedes perder en Enero
Comienza el año por todo lo alto. Llegan muchos estrenos de lo más variopintos, todos ellos muy interesantes. Pinta mal la cuesta de Enero con una cartelera tan plagada de cosas interesantes. Porque tenemos grandes clásicos como "Yerma" o "La importancia de llamarse Ernesto", con grandes intérpretes como Eduard Fernández, Pedro Casablanc, María Hervás, María Pujalte, Daniel Albadalejo, José Luis García-Pérez, Carmelo Gómez, Candela Peña, Pilar Castro, Ginés García Millán, Pablo Rivero, Ana Mayo, Miguel Rellán, Alfonso Lara, Silma López o Juan Carlos Vellido. Montajes que nos harán viajar de la mano de Andrés Lima, Fernanda Orazi, Carolina Román, Juan Mayorga, José Sanchis Sinisterra, Daniel Veronese o Antonio C. Guijosa. Pasen y vean todo lo que nos espera en los próximos meses.
De algún tiempo a esta parte... Fracaso? en Teatro Español.
Reza el poema contra la indiferencia de Martin Niemöller
“Primero
vinieron por los socialistas,
y yo no dije nada, porque yo no era
socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas,
y yo no dije nada, porque yo no era
sindicalista.
Luego
vinieron por los judíos,
y yo no dije nada, porque yo no era judío.
Luego
vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí.”