Tras su paso por el Festival de Teatro Clásico de Mérida, llega al Teatro Fernán-Gómez para abrir la temporada este montaje de LaZona Teatro de la obra "El Misántropo" de Menandro, con adaptación de Carol López y Xus de la Cruz. La obra saca a relucir ese tema tan en moda en nuestros días (más aún después de la pandemia) como la gentrificación rural, pero también nos hace reflexionar sobre algo mucho más enquistado en la tradición teatral, como es el silenciamiento de la figura de la mujer.
Una máscara nos recibe en el Teatro Fernán Gómez, nos habla, nos saluda, nos interroga, nos condiciona. Nos invade. Nos invita. “Yo soy misántropo”. Y la cuarta pared se difumina ante el telón, que se desliza y nos adentra en un escenario campestre, apacible. Relajante. Donde se refugia el misántropo, aquel que huye de los demás, que no los necesita. Que siente aversión hacia el prójimo.
Este "Misántropo" de Menando con la adaptación de Carol López y Xus de la Cruz, reivindica este derecho a la no relación, a la soledad. En esta versión contemporánea aboga este personaje por lo austero, por lo sencillo, por lo natural. Y huye de todo lo social, de esos come flores urbanitas que han colocado un hotel rural en sus paseos cotidianos. Retiros espirituales para desestresarse de la gran ciudad, que molestan al misántropo, que lo considera como una invasión en toda regla.
Para la autora, la obra "comparte elementos
que son comunes a la Comedia Antigua, como el
triunfo del amor y la fiesta ritual, así como las caracterizaciones de muchos de los tipos cómicos que
desfilan por la obra, pero cuenta con un elemento
nuevo en su argumento: la posibilidad de transformación moral del personaje principal. Esta nueva versión mantiene estos elementos, pero también incorpora algunos otros conceptos antagónicos en los que se sustenta la comedia, como son "la vejez y la juventud, el campo y la ciudad, la pobreza y la riqueza".
Carol López, que también asume la dirección de este montaje, cree que "el enfoque de la obra y la puesta en escena están
claros. Es un espectáculo festivo, fresco y cercano,
con una clara vocación popular. No es una mera
adaptación del texto original, la reescritura nos ha
permitido acercarlo a la actualidad sin desvincularlo
totalmente de su época. Se potencia el juego anacrónico tanto en el texto, como en el vestuario y la escenografía. Y la música juega un papel fundamental". Una visión festiva de la obra para hablarnos de lo rural, de la gentrificación (temas ambos muy actuales), pero también del papel residual de la mujer en las obras teatrales de la época.
Porque misántropo no está solo. Su hija, la muchacha, ha crecido en libertad por esos campos, y ya siente que necesita otros estímulos, más allá del ulular de los búhos. “Que harta me tiene el mundo rural y sus tareas“. Quiere tomar las riendas de su vida, y eso misántropo tampoco lo comprende. En estas que aparece el dios Pan, que enreda a Sóstrato, neo rural e hijo de la propietaria del hotel, que se enamora perdidamente de la hija, de la muchacha. A partir de aquí… La trama se sobreviene, se recoge, se estira, se nos narra, quizá en demasía, ya que a veces no nos deja imaginar en la butaca. Se nos cuenta demasiado, y eso nos impide soñar con él, con Misántropo, con su derecho, por qué no, a la soledad, al recogimiento, al conocimiento real. “Quiero estar solo”. Pero claro, somos animales sociales. Nos gusta relacionarnos, debemos relacionarnos. Tenemos que hacerlo. Hay que ser felices, y eso uno solo es complicado. "La soledad es solo el ritual que da paso a la tristeza".
Que dilema, ¿no creen? Quizá el texto original de Misántropo vaya más por ahí. En esta loca adaptación se busca otra mirada, otras reivindicaciones. Y nos lo maquillan con filtros dispares. Nos congelan en el asiento, se congelan en escena. Buscan guiños a clásicos como Martes y 13, películas mudas en las que se decía tanto, canciones y más canciones. A ratos estamos en un musical, a ratos en una manifestación, a ratos en el Hostal Royal Manzanares, a ratos en el un, dos, tres, a ratos, en los cielos…
Y con un ritmo vertiginoso, nos metemos en harina desde el inicio.
Y en gran parte debido a la presencia de
Fernando Albizu,
nuestro misántropo huraño, al que todo le molesta, al que todo le disgusta. Llena el escenario, lo inunda todo. Sin invadir a sus compañeros, Su voz, su tono ya nos ha llegado, y su talante también. Su contrapunto es
África Gozalbes, que le da serenidad, que ve a la verdadera persona que hay detrás de esa fachada. Ese juego de seducción que poco a poco va mermando a nuestro protagonista. Ese juego que también nos seduce.
Y
Ángel Ruiz, que hace doblete.
Es a la vez el Dios Pan y un neo rural singular, que bebe los vientos por
Gorgias,
Carlos Troya, el forzudo, el macho más macho, el protector de su hermana, de la muchacha. El hijastro de Misántropo que quiere ser buena persona, más allá de lo que piensa o lo que realmente siente.
Volvamos a Ángel Ruiz, y su dominio de ambos personajes, quizá algo estereotipados, pero que lo resuelve y lo defiende a la perfección. Nos transmite lo que queremos ver en un dios y en un seductor, sin condición.
Nos queda la pareja de enamorados forzosos por los dioses. Alejandro Pau y María Ordóñez. El enamoradizo Sóstrato, que sucumbe a la muchacha por obra y gracia del Olimpo, que gira su existencia en hacerse notar, en ser reconocido, aunque la muchacha le vea poco. Ella está en otra lucha, en otra cosa. Quiere voz y voto, quiere un nombre, porque “lo que no se nombra no existe”. Es mujer, y quiere ejercer como tal, no como hija de, o novia de, o hermanastra de. Ella quiere ser. Por ella y por todas ellas. Dulce o no, ella lo expresa. Y con todo este berenjenal se suceden los acontecimientos. Tramas clásicas tan actuales.
Como toda obra llegada del Festival de Teatro Clásico de Mérida, la parte técnica resulta muy difícil de adaptar. Pero en este caso merece la pena que nos paremos en la escenografía diseñada por Alessio Meloni, que sabe llevarnos a ese mundo rural que nos muestra el texto, con sus amapolas y sus gramíneas. También hay que destacar como la iluminación de Felipe Ramos sabe profundizar en ese carácter bucólico del campo, a la vez que le da un colorido muy peculiar a toda parte festiva y musical.
Quizá el texto original es más profundo. Quizá la soledad del misántropo pase más desapercibida, quizá otras obras como "Los asquerosos" nos lleven a este terreno más filosófico y más controvertido, pero también esta comedia amable nos hace sonreír. Y con esta premisa, tan complicada a veces, al menos a mí ya me sirve.
Dulces carcajadas a mi alrededor lo corroboran. Si son seres sociales vengan a comprobarlo; si son asociales también. Luego, ya juzguen ustedes.
Vivan el teatro. Vivan la cultura. Cada vez más segura.
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Guirau
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 11 de Octubre al 4 de Noviembre. De Martes a Sábado a las 20:00 Domingo a las 19:00.
REPARTO:
Fernando Albizu
África Gozalbes
María Ordóñez
Alejandro Pau
Ángel Ruiz
Carlos Troya
EQUIPO ARTÍSTICO:
Texto original: Menandro
Adaptación: Carol López y Xus de la Cruz
Dirección: Carol López
Iluminación: Felipe Ramos
Escenografía: Alessio Meloni
Vestuario: Pier Paolo Álvaro
Ayte. de Dirección: Xus de la Cruz
Composición musical: Dani Peña
Aytes. de Producción: Jair Souza-Ferreira / Sara Brogueras
Producción Ejecutiva: Elisa Fernández
Dirección de Producción: Miguel Cuerdo
Comunicación y Distribución: Pepa Rebollo
Ayte. de Comunicación y Distribución: Ana López-Rúa
Una Producción de LAZONA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.