Se ha escrito un crimen. Teatros Luchana

Tarde calurosa y festiva, una más, en nuestros queridos madriles. Que mejor plan que estar fresquitos en el coqueto bar del Luchana, antes de que se cometa un asesinato que lo van a escribir. ¿Recuerdan a la famosa Jessica Fletcher con sus conjeturas de último momento, de last minute sin vuelo, que nos dejaban boquiabiertos? Se ha escrito un crimen, y lo presenciaremos en el Luchana, donde un sofá chéster nos espera. Tan confortable, tan coqueto… 



Y es que también es un musical con sus canciones, con un toque Disney en ocasiones, toque Hair en otras, una mezcla curiosa de misterio, humor, música y cuarta pared o quinta si cabe, porque el público participa, es una más. Así que nos embarcamos en la mansión DeWitt, “en una isla remota y aislada, donde siete desconocidos con secretos inconfesables se reúnen para lo que promete ser un lujoso fin de semana. Pero cuando el excéntrico anfitrión muere —tal como había anunciado—, la noche se convierte en un juego mortal de sospechas, traiciones y paranoia”.




Buenas noches queridos…” nos anuncia el mayordomo de la mansión, invitándonos en esta hora y media trepidante donde el público, ustedes, nosotros, decidirá quien es el asesino, a lo elige tu propia aventura, ¿Recuerdan? Me han pillado nostálgico estas fiestas… Y nadie, nadie, está a salvo. Somos todos invitados, público y elenco, que entre canción y canción, con un volumen excesivamente alto, nos van relatando los sucesos que pronto nos pondrá sobre la mesa el propio anfitrión, Leopoldo DeWitt, que anunciará su propia muerte en escena. ¿Quién cometerá el crimen? 





Será la abogada implacable, será un caduco y trasnochado detective, será el propio mayordomo, un tal señor X que aparecerá después, la escritora de misterio que todo anota o la influencer superficial que todo lo ha de grabar. Todos esconden algo, todos con esos manidos clichés, que en ocasiones funcionan. “Demasiados clichés, pero perfectos para una novela”. Un Cluedo gigante donde nos convertimos en el señor amarillo o la señora amapola en un abrir y cerrar de ojos, donde todos tienen un motivo para matar


Muy todo a lo Agatha Christie y a esos libros veraniegos donde no pasaba gran cosa durante páginas y páginas y todo se resolvía en el último capítulo, con todos los implicados en la misma sala, fórmula que han repetido series míticas como la de la propia Jessica o la más nuestra Laura Lebrel, con su olfato a prueba de bombas y bambas de nata, que se moría por un buen dulce. En esta ocasión, es el público el que elegirá el asesino que más les convenza, Quizá hay un spoiler por aquí, aunque creo recordar que de lo primero que nos cuentan es la propia candidatura, que no al goya, sino a la trena de cabeza. 


Y he aquí que nos vamos para el elenco, los personajes, los sospechosos, que lo conforman Juan Carlos Martín como Frank Calderón, el detective playero que no puede faltar, que parece rudo, bobo y sencillo, que no simple, pero entre chiste y chiste, alguno con gracia, va haciendo suposiciones y suposiciones sobre quien puede haber sido el asesino. También me ha recordado a esa niñez lejana y sus actuaciones en la tele en algún que otro programa infantil. Patricia Arizmendi, que encarna a la abogada implacable, a Evelyn Masters, que ve tramas donde no las hay, conflictos donde no existen, pero claro, su experiencia con la mafia.. En fin, la delata. 


Lucía Madrigal, como Dakota Sinclair, la influencer a la que vas cogiendo cariño, muy estereotipada, muy ñoña, pero que esconde ese encanto de la inocencia que tanto nos retrotrae. (Figura también en el elenco Anabel Fernández representando este personaje, que conste en acta). Miguel Ángel Jiménez, como el Dr. Bellerose, el hombre de las mil caras, con miles de trastornos, con miles de complejos, que cambia y cambia de registro, a todas horas, locamente tierno. Samantha Sánchez, como la escritora sagaz, representado a Cassandra Noir, el plagio escenificado, criticando veladamente al misterioso mundo editorial de esta cosa de escribir, tan complicada. 


Ya van quedando menos, en concreto dos. Sergio Peiró, como Rodolfo Schnitzel, mayordomo vacuno y maestro de ceremonias que con su gracejo natural nos entretiene, nos dispone y nos embauca entre broma y broma. Y nos vamos al dueño de todo este tinglado, de la mansión, a Héctor Wolf, que hace doblete, encarnando a Leopold DeWitt y a X, en una divertida combinación de personajes, tan antagonistas, tan diferentes. 



Todo este tinglado bajo la dirección, escenografía, iluminación y letras de Naim Thomas, pluriempleado el hombre, que ha dado cuerpo, texto y música a este montaje que les entretendrá en una tarde de verano, en estos madriles que rezuman calorina por sus poros. En el Luchana se ha escrito un crimen, elijan su propio asesino, su propio final. Y cuidado, podrían tenerlo en el asiento de al lado.

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TeatroTeatros Luchana.
Dirección: Calle Luchana 38.
FechasDel 7 Junio al 31 de Agosto. Miércoles, Jueves y Domingo a las 20:30.
Duración: 100 minutos.
EntradasDesde 17,90€ en Teatros Luchana



Dirección: Naim Thomas
Autor del guion y letras: Naim Thomas
Música original: Pedro Chalkho / Naim Thomas
Coreografía: Ivanna Gómez
Diseño escenografía y luces: Naim Thomas / David León

Elenco:
Sergio Peiro, Juan Carlos Martín, Patricia Aritzmendi, Samantha Sánchez, Lucía Madrigal, Anabel Fernández, Miguel Ángel Jiménez, Héctor Wolf

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