Las amargas lágrimas de Petra Von Kant. Teatro Bellas Artes

Amor y rabia en esta tarde fresca y soleada; estertores de un verano que no se quiere ir todavía de nuestras plazas y calles, tan levantadas, tan en obras. Maniquís descabezados nos reciben en este Bellas Artes tan coqueto, con su círculo desdibujado por la propia psique, esa que nos juega buenas y malas pasadas. Espejos que nos desnudan el alma y los cuerpos, caballitos en carrusel en un océano de dudas y emociones que nos llevará a diferentes estados esta tarde, gota a gota. 



Y es que Petra Von Kant, talentosa diseñadora de moda está en plena separación. En su enloquecido hogar también habita Marlene, su ayudante, su esclava, su voz. En estas que aparece de repente Karin, una joven que la deslumbra con la que Petra cae rendida. Petra quiere convertirla en modelo, y empezará una tormentosa relación que nos adentrará en un viaje sin retorno por nuestros adentros, esos que nos dan tanto miedo, esos que nos hacen inseguros ante lo desconocido, ante los viejos fantasmas. 




Parece ser que Rainer Fassbinder, el autor de todo este sarao, escribió está obra en un estado febril, allá por los añorados sesenta, setenta, obra que fue aclamada en su momento por su “estilizado retrato del des-amor romántico con un universo puramente femenino… historia de amor sáfico que crece en las elipsis y los silencios”; esto último de difícil asimilación y entendimiento. “Marlene, Marlene, más suave, por favor”… 


Complicado montaje el vivido anoche en el Bellas Artes, perturbado, performántico, simbólico,onírico, amargo, plateado, muy a lo black mirror de un ayer que nos lleva al mañana con sensaciones diversas, algunas desagradables, otras cálidas, con ligereza, con pesadez, con una sucesión de lenguajes que a veces no encajan, con riesgo, con valentía… una sucesión de imágenes con fondo y trasfondo , con varias caras del poder, de las relaciones , de soledades y aceptaciones, que nos llevan al cielo y a los submundos en el tiempo que tardamos en tomarnos un gin-tonic en cabezas huecas. 


En toda esta fantasía aparecen las mujeres, lo femenino y la feminidad, la base del montaje, donde llevan los mandos Petra Y Marlene. Ana Torrent y Julia Monje en un dueto sin palabras, con dominio, con insultante poder, con desprecios varios, en una relación cruel , buscada, creada a base de indiferencia, de sometimiento, de necesidad, porque “Marlene lo oye todo, lo ve todo y lo sabe todo”. Simbiosis en el escenario con dos actrices que echan un pulso en escena , que se escuchan, que se ven , que se sienten, con esa necesidad de abarcar el espacio, bastidores incluidos, en un carrusel frenético de emociones, de giros de guion, de vueltas de tuerca, de sometimiento por amor, del no descubrimiento, de la debilidad de las relaciones. Ana Torrent y Julia Monje nos ofrecen lo mejor del montaje, con miradas, silencios, con la importancia del no decir y la expresión, entre espejos que desnudan los personajes, con pesos y vergüenzas por lo que no tenemos, por esas miserias de las que somos capaces de llegar por lo que sentimos. “El ser humano necesita a los demás, pero todavía no ha aprendido a convivir”. 


Alrededor de la pareja aparecen otras mujeres, otras maneras de entender el mundo. María Luisa San José como la madre de Petra, como la clown que vive en otro planeta de luz y color, muchos colores en esa Colonia en blanco y negro de las germanias setenteras, muy jipi todo. La amiga de Petra, Sidonie, la que le baila el agua, otro universo. Maribel Vitar da cuerpo a este personaje que pone el contrapunto a Petra, esa amiga aduladora , vacía, que no se refleja en nada, que quiere agradar y que cuando saca las garras, provoca el hundimiento, la hecatombe en el no retorno. Completa el reparto la amada, la novedad, Karin, Aura Garrido, la joven inocente de la que Petra cae rendida, con la que se establece una relación que no nos enseñan y que nos desconcierta tanto cambio , tanta intensidad, tanto desdén. La necesidad de cambiar a la persona amada, de robotizarla, de desnaturalizarla, de dejar de ser ese tú para convertirse en la idealización interior que tanto nos gusta, el yo duplicado, de apropiarse del amor con ataduras de cristal, tan inciertas… 


La amargura brota en los corpiños, en esa estética tan envolvente con la Rakel Camacho nos ha querido llevar de la mano en su universo tan del Cabaret con el que Liza Minnelli nos deslumbró a golpe del money de aquella Alemania a olvidar, de ese mundo onírico de David Lynch en su Twin Peaks misterioso , enloquecido y enloquecedor, en una mezcla de lenguajes que a veces nos cuesta, con conflictos gigantes difíciles de sostener, y con dolor, con mucho dolor, porque “El dolor me ha hecho aprender”. 


Mención especial también para Luis Crespo y su escenografía envolvente, para Pier Paolo Álvaro y Roger Portal por su magnífico vestuario, para esa iluminación tan cambiante y que nos lleva a tantos estados diseñada por Mariano Polo, o ese espacio sonoro que nos aturde y nos relaja, que nos embriaga y ahoga, que nos introduce en el caos , de la mano de Pablo Peña y Darío del Moral


Las lágrimas amargas de Petra, nos presentan mundos diferentes, propuestas diferentes que a veces nos cuestan, que no nos dejan indiferente, que nos hacen odiar o amar, que nos remueven porque “nada es fácil, absolutamente nada”.


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Teatro: Teatro Bellas Artes.
Dirección: Calle del Marqués de Casa Riera 2.
Fechas: Del 4 al 28 de Septiembre. De Martes a Viernes 20:00. Sábados y Domingo 19:00. 
Duración: 90 minutos.
Entradas: Desde 13€ en Teatro Bellas Artes


Reparto

Ana Torrent
Aura Garrido
Maribel Vitar
Julia Monje
María Luisa San José

Ficha artística

Autor: Rainer Werner Fassbinder
Dirección: Rakel Camacho
Diseño de escenografía: Luis Crespo
Diseño de vestuario: Pier Paolo Álvaro y Roger Portal
Movimiento escénico: Rakel Camacho y Julia Monje
Diseño de iluminación: Mariano Polo
Espacio sonoro: Pablo Peña y Darío del Moral
Caracterización: Ruth Alcalá
Diseño de cartel y fotografía: Javier Naval
Ayudante de dirección: Ana Barceló
Ténico de iluminación: Edgar Calot
Técnico de sonido: Sergio Sánchez Bou

Una Producción de Pentación Espectáculos y Nave 10 Matadero


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