Teatro: Desengaños amorosos. Teatros del Canal

Amores y desengaños, verdades a medias y mentiras encubiertas, todo agitado y perfectamente sazonado con grandes dosis de humor, es lo que nos aporta esta deliciosa comedia que por desgracia a pasado fugazmente por la cartelera madrileña el pasado fin de semana. Una historia que nos hará reflexionar sobre el poder del amor, de las traiciones y las lealtades, del empoderamiento de la mujer, incluso en tiempos donde no era nada común. Historias como esta, que llenan de luz y alegría una sala de teatro (y que tan necesarias son en estos tiempos tan difíciles) nos devuelve en parte la alegría que la cruda realidad nos quita cada día.




¿Qué sucede cuando las mujeres del siglo XVII toman la palabra, trabajan por la igualdad y muestran su lado más fuerte y orgulloso? ¿Y qué pasará si nos atreviésemos a imitarlas y a desnudar nuestras emociones? Estas son las premisas iniciales que presentan esta ingeniosa y deliciosa comedia, que transita los territorios del amor desde varias de sus fronteras. Una obra ácida y dinámica, elocuente y mordaz, reflexiva y crítica. Esta versión libre de la novela "Desengaños amorosos" de la autora María de Zayas, nos sumerge de lleno en un torbellino de emociones y triquiñuelas varias, de las que todos parecen acabar aprendiendo grandes lecciones.



Estival Producciones crea esta bella historia para reivindicar a la autora, en un texto cargado de intenciones, con una gran carga reivindicativa y unos personajes fascinantes. Con este montaje, Alejandro de Juanes y Ainhoa Amestoy quieren "trasladar su audaz mirada a la contemporaneidad" y por extensión hacer su pequeño homenaje a las escritoras del Barroco (esas grandes desconocidas para el público). Inspirada en fragmentos, los personajes y las tramas de las novelas cortas de Zayas, la obra "nace de la suma y la recreación libre de algunos de sus episodios y pasajes más transgresores, con la voluntad de subrayar la modernidad de los argumentos y temas de Zayas, una de las novelistas pioneras de la literatura universal".


Esta singular adaptación corre a cargo de Nando López, que nos presenta un delicioso texto con todos los ingredientes de las grandes comedias de enredo. El autor, cómodo ya en sus adaptaciones de clásicos ("Tito Andrónico", "Las harpías de Madrid", "Agua, azucarillos y aguardiente"), dota siempre a sus textos de un marcado carácter social, de reivindicación de la diversidad ("Malditos 16", "La edad de la ira") con sutileza pero siempre con una enorme eficacia, dándole la naturalidad que necesita y que tantas veces parece forzada en otros autores. En este caso, López nos presenta a unos personajes perfectamente perfilados, que poco a poco van descubriendo sus secretos más ocultos. Con un ritmo desenfrenado, los cuatro personajes nos hablan de amor, de amistad, de confianza, pero sobre todo nos regalan una trama divertida, corrosiva, delirante, que hace que el espectador disfrute de principio a fin.



La dirección corre a cargo de Ainhoa Amestoy, que realiza un fabuloso trabajo con un elenco que da alas al montaje. Las secuencias se entrelazan con gran ingenio, todo ocurre a una velocidad endiablada, que los actores enfatizan con una plasticidad de movimientos que potencian visualmente el montaje. Una cuidada dirección de actores, que los coloca en lugares muy dispares y los hace colisionar para dar situaciones muy ingeniosas. El ritmo, la energía de los actores, la acertada inclusión del violinista como quinto personaje, la velocidad de los diálogos, todo encaja a la perfección en esta comedia de altos vuelos.



La historia nos sitúa en una situación extrema que enfatiza la comedia. Una plaga de peste asola la ciudad y los cuatro protagonistas deben permanecer encerrados en el castillo de una de ellas, al que han acudido por una prueba ideada por la anfitriona. Cada uno de ellos tiene cosas que ocultar, misteriosos secretos que no deben salir a la luz si quieren salir indemnes de esto. Para "amenizar la velada" deciden contar historias de los desengaños amorosos sufridos por las mujeres a causa de los hombres. Además de estos ambiguos relatos, los cuatro personajes compartirán confesiones, deseos, disputas intelectuales y todo tipo de enredos amorosos.

Si rascamos un poco más en la superficie de esta divertida comedia afloran temas como el empoderamiento de la mujer, los problemas de la visibilidad de la homosexualidad o las diferencias sociales. Un planteamiento abierto, con personajes muy poliédricos que nos abren el espectro de lo que suelen ser los típicos relatos de la época. La ironía, el amor y la acción dotan a los personajes de una contundencia que ayuda a potenciar el contenido poderoso de la propuesta. Una velada en la que cada uno de ellos tendrá que recorrer su propio camino, para plantarle cara a sus miedos y liberarse de esas ataduras que les amortajan y les impiden avanzar.



El elenco que da vida a estos cuatro "forajidos" en busca del amor es una delicia. Silvia de Pé, Ernesto Arias, Manuel Moya y Lidia Navarro nos regalan un trabajo coral impecable, en el que cada uno delimita perfectamente a su personaje y se compenetra a la perfección con el resto. Silvia de Pé ("El caballero incierto", "La comedia de los enredos", "Pudor") interpreta a Nise, una mujer de alto nivel cultural y económico que busca un hombre que esté a su altura, a base de someterlos a unas infames pruebas para demostrar su valía. La actriz nos regala, como en ella es habitual, un personaje vital, enrevesado, audaz, que quiere mantener la situación bajo control descuidando lo realmente importante. Una actuación redonda, al nivel que acostumbra esta poderosa actriz.

Junto a ella, en esta loca competición por ganar su corazón (y su riqueza) encontramos a Octavio, a quien da vida un hiperactivo Manuel Moya ("Dados", "El ángel exterminador", "Tres sombreros de copa") que no deja de sorprendernos en ningún momento, tanto por lo que vamos conociendo de él como por su soberbia interpretación. El actor es un torbellino durante toda la obra, una arrolladora interpretación en la que desborda comicidad y presencia escénica, configurando un Octavio al que vemos divagar, lanzarse a la piscina, temer por su futuro, para acabar afrontando su destino con valentía.

 


Junto a ellos aparecen Beatriz, interpretada por Lidia Navarro ("Llueven vacas", "Un dios salvaje", "Malas hierbas"), y Manuel, al que da vida Ernesto Arias ("Nekrassov", "César y Cleopatra", "Hedda Gabler"). Navarro nos presenta a Beatriz como una mujer misteriosa, impulsiva, pasional, que llega a casa de su amiga Nise huyendo de un turbio asunto en el que se ha visto involucrada. La actriz crea a esta mujer desde la fragilidad de un animal asustado y acorralado, que usa todas sus armas para defenderse. Su interpretación va creciendo a lo largo de la obra, con grandes momentos en sus impulsivos instintos. Por su parte Manuel, amigo de Octavio, es un hombre elegante y tranquilo que acude a regañadientes a la reunión, pero que con su intelecto consigue conquistar a Nise, que comparte con él sus gustos literarios. Una interpretación medida, en tensión por todo lo que oculta el personaje, minuciosa y precisa. Junto a ellos en escena tenemos a David Velasco, el violinista que acompaña toda la historia con sus deliciosas melodías.



Con una escenografía (realizada por Mambo decorados) muy minimalista, el montaje se desarrolla en un espacio conceptual, muy bien diseñado por Elisa Sanz (responsable también del vestuario, realizado por Taller Fua Fua). Cortinas que simulan paredes, libros que simbolizan caminos, todo está sintetizado de forma elegante e ingeniosa, dotando al espacio de una amplitud que agradece la historia. Maravillosa la composición de luces creada por Marta Graña, que juega de manera impecable con las luces y las sombras, creando un ambiente barroco que lo impregna todo. Por último, debemos hablar del impecable espacio sonoro y la música (con arreglos sobre obras de John Playford, Gaspar Sanz, Claudio Monteverdi y anónimos sefardíes) creados por David Velasco.


Una obra coral maravillosa, llena de humor, sarcasmo, picaresca y enredo. Una pieza impecable tanto en su texto como en el desarrollo escénico. Con un elenco que funciona a la perfección, se consigue un montaje lleno de fuerza y vitalidad. Esperemos que pronto podamos volver a disfrutar de esta divertida comedia de enredo, ya que en esta ocasión ha sido muy efímero el tiempo que ha estado en escena. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatros del Canal
Dirección: Calle Cea Bermúdez 1.
Fechas: Del 24 al 28 de Febrero. 24 a las 18:30, 25 y 26 a las 17:30, 27 a las 12:30 y 17:30, 28 a las 12:00 y 16:00.
Entradas: Desde 20€ en teatroscanalPrograma de mano


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