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El viaje del monstruo fiero en Teatro de la Comedia

 


Un viaje a través de la historia, la literatura, y las anécdotas habidas por un actor a lo largo y ancho de esta tierra, a tiempos agreste otros tantos en barbecho. En escena un testigo lúcido, el mensajero de los chismes de la corte, el correveidile que nos mantiene informados de dimes y diretes con ese humor sardonico y que a todos nos interpela.

De paso lento y preciso, sin pausa pero sin priesa, porque no hay vocal que indique la dirección de llegada a un destino cierto. Nos gusta etiquetar, nos exaspera aquello a lo que no podemos poner nombre, lo que no podemos adjetivar. Rafael Alvarez parece decirnos; -no lo intentes, esto es teatro, por un rato dejate llevar.

Particulares y patios en Nave 73

 


La ansiedad, los anhelos, la incertidumbre, el latido  y la pulsión, música electrónica que orbita el paisaje urbano para sumergirnos en el barrio del que venimos, en el que vivimos y del que para algunos a veces es soga, carcel o excusa para la huida.

Generación X, Y, los millenials , lo dijo Naomi Klein en “No Logo”, todo tiene una etiqueta, el sistema global, inventaria todo producto, al cliente, al ciudadano convertido en consumidor. Tu también tienes una etiqueta y así tu generación, tu tribu o tus cuatro amigas contándoos la vida en un parque.

Amistad en Naves del Teatro Español


Nunca se vieron más claros los juicios sociales que en la construcción de espacio vacío creada por Juan Mayorga. Espacio vacío de prejuicios, isla desierta de convenciones sociales, aunque como Jacques Cousteu no fue solo a la isla desierta, su cultura fue con él. En este caso tres personajes tienen la oportunidad de ser ellos mismos, se les supone confianza entre ellos, en tanto amigos. Se supone es más fácil poder expresar y poder llegar a la raíz del ser. Nada más lejos de la realidad.

Historia de una maestra en Teatro Fernán- Gómez

 

 

Entramos en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán- Gómez y nada más entrar, me vino a la cabeza, un recuerdo o más bien una visita. Parecía volver al Museo de la Escuela rural de Cabranes en Asturias, que visité hace años y aun sigue viva en mi recuerdo, no ya los pupitres, no ya el crucifijo o los pizarrines, más bien por el recuerdo de hombres y mujeres que querían construir una España de personas, instruidas, cultas, que se dejaron la piel y la vocación en el intento y que entendían que el mayor modo de hacer política, sin ellos quizá saberlo era desde la base, desde la escuela y la enseñanza.

La sumisión y el porvenir está en los huevos en Teatro Español

Sala Fernando Arrabal B (Nave 11) , sillas antiguas, libros por el suelo y al tomar asiento, ver  un decorado en el que perderse, en el que mirar atenta cada detalle y sumergirse en un cuadro antiguo. Venían a la cabeza las ilustraciones de Benjamín Lacombe que te lleva a otros lugares, ecléctico, decadente, sin duda la clase media acomodada se daría cita en escena y durante 90 minutos, nosotros formaríamos parte de su universo.

El encanto de una hora en Teatro Español

 

 

Silencio en escena, lentitud y calma. No estamos acostumbrados a los silencios, nos hemos acostumbrado a la prisa, cuanto más efímero mejor. Rascacielos, coches , gente convertida en masa. No es este el caso, allí sentados en nuestra butaca, dos figuras de porcelana aguardan, la belleza plástica traspasa proscenio e inunda la sala pequeña del Teatro Español. Una sala de fiestas en la que el tiempo parece haberse parado, la función no ha dado comienzo, en la sala aun se escuchan conversaciones. En escena figuras inmóviles, viendo pasar lo que ocurre a su alrededor, los desmanes de una época, sin juicio, sin vanidad.

El burlador de Sevilla en Teatro de la Comedia

La justicia, el honor, condicionamientos sociales, la represión, el deseo, la mujer en tiempos de moneda de cambio. Un texto que ha sido versionado, de las formas mas diversas posibles. Desde el punto de vista, político, moral, desde la óptica del poder, desde la libertad sexual según el tiempo en el que ha sido versionado.

Siempre parece que imperturbable  el Don Juan como tirano, como asceta, como estereotipo masculino que hace uso y abuso, que burla al poder, que burla al fuerte, siempre la mujer como herramienta, como objeto a utilizar para sus fines. Para aplacar los deseos del ego, como fin, un trofeo mas. Mientras tanto el papel del hombre humillado, vilipendiado, les han hurtado su propiedad y nos los cuentan y se convierten en foco y protagonistas y ellas en sus lamentos y soliloquios les hacen protagonistas también.  Ellos son gallinas, son cobardes, también Don Juan.  Ellas herramientas, siempre. Parecen no tener conciencia sobre sí mismas, sin ser propiedad de otro.

El mar inundará mi país (Eduardo II) en DT Espacio Escénico

Belleza plástica en escena. Hércules , Abdero, Abmeto, Adonis, Córito, Eufemo, Euristeo, Filoctetes, Frixo, Helácatas, Hilas, Ífito, Jasón, Néstor, Nireo.  Negritud y cortinas plasticas separando la superficie y lo invisible a los ojos. Era solo el comienzo de lo que ibamos a presenciar.

Comenzaba el camino hacia las vísceras de una historia llena de podredumbre, de humillaciones, vejaciones y torturas físicas y psicológicas que se han sucedido a lo largo de la historia intentando cortar de raíz el deseo, la pasión y las ansias de vivir con libertad una sexualidad que durante siglos ha sido sesgada con el filo de una navaja, con el frío silencio que daña los huesos y alma.

Un sistema podrido, reaccionario que no tenía, ni aun hoy tiene problema en reprimir la sexualidad y en restringir la obviedad de que cada uno ame o no ame y haga con su cuerpo y su sexo lo que le de la gana.

Exhalación, hartazgo, cansancio, la valentía de aquellos que no están dispuestos a agachar la cabeza, por ellos y por aquellos que han sufrido el odio en sus carnes. Un aura de miedo inunda la sala, pero el miedo del que sabe que algún día cambiará de bando.

La noria invisible en Teatro Español

El Teatro Español y La Estampida nos hicieron el mejor regalo. Ayer asistimos a un ensayo de La Noria Invisible. Abrumados, emocionados, es poco.

Era como estar en las entrañas de un nuevo género que sabes que está surgiendo. El universo Troncoso y demás, sí. Pero en los libros de texto dentro de 80 años, no va a poner universo Troncoso, tendrá que ser otra palabra. Y tuvimos la mayor suerte del mundo, algo que yo deseaba con todas mis fuerzas. Dúctilmente, Jose Troncoso paró en una ocasión para dar alguna directriz. Ahora sí que sí estábamos en las entrañas de La Estampida. Ante todo y antes de comenzar, gracias por un regalo impagable.

Victoria viene a cenar en Teatros Luchana

 

Una cena y una cuenta pendiente. Dos mujeres y un hecho que marcó su vida, y su imagen pública, ambas referentes en la vida política española.

Un recorrido por la vida de dos mujeres esenciales, que cambiarían el curso de la historia. Victoria Kent y Clara Campoamor, dos mujeres luchadoras, dos valientes que en un contexto adverso trabajaron por los derechos de la mujer. Como otras, como tantas, unas más conocidas, de otras nunca conoceremos su nombre. Pero hoy hablamos de Victoria y Clara.

Un tercer lugar en El Pasillo Verde Teatro.

 

La sala Pasillo Verde Teatro no ha podido tener mejor iniciativa, una completa programación para todos los gustos y edades, sesión Vermut en el centro de Madrid, mañana de sol, gente conocida. Que mejor plan se puede pedir para el domingo.

Ahora vamos al meollo que no al principio de uno de los temas que convulsiona y trae de cabeza al mundo.

Negaba David Hume la existencia de ideas universales, para él todo lo que hay en la mente son percepciones. Es esta solo una percepción, ideas que a una la acompañan, formas de ver a los otros que son intransferibles y únicas.

El disfraz, las cartas, la suerte en Teatro de la Comedia.

 

Tres mujeres, tres valientes que representan una generación de mujeres, olvidadas, silenciadas y poco representadas, en una sociedad que las situaba en un segundo plano, a la sombra de tantos firmados como Anónimos y que muy probablemente fueron obra de una mujer.

Ellas, dramaturgas hijas de un patrimonio escénico desconocido para el gran público, mujeres del S.XIX que se sabían válidas, como todas, pero que lucharon por ser reconocidas contra viento y patriarcado.

Tres voces, diferentes, diversas y únicas que constatan tres modos de contar la historia de aquellos que no tienen voz, de las gentes corrientes y el habla rural. La fortaleza de mostrar la intrahistoria, esa que no vimos en los libros de texto pero que fundamenta un todo social, una época. 

María Prado toma las riendas en Las Cartas una pieza creada por Caterina Albert bajo el pseudónimo de Victor Catalá se sumerge en el mundo de las clases populares en una Barcelona ochecentista. La directora de la pieza otorga protagonismo a la palabra y al buen hacer de Mamen Camacho en la piel de Madrona una mujer, que podríamos ser todas. Un tono desolador, donde se impone el coraje y la rabia que produce el desencanto producido por la traición de Miguelico al que ella excusa cada vez, como así ha sucedido a lo largo de la historia. Un diálogo entiendo con ella misma, con incertezas propias, tantas que parece ser su propia jueza y jugarse su destino a las cartas. Una conexión con el público generando una línea muy fina entre la ficción y la cruda palabra. Una narración sobre la propia vida, ciertamente compleja para los ojos del espectador que no sabe cuál es su lugar. Madrona habla con el público, se acerca y le interpela. No tengo claro que ese diálogo tenga una doble dirección.  Acompañada por Silva Nieva y José Pablo Polo se compone esta pieza a la que seguirá La Suerte, un texto que nos lleva al mundo galaico de Emilia Pardo Bazán.  En este caso, Julia Barceló en la dirección se acompaña de la una de las actrices con las que mas nos hemos reído en este templo del teatro clásico y que también nos ha llevado de la mano al interior del ser humano, Alba Recondo como siempre espléndida, llenando cada vez mas el escenario con su entrada en escena, en el papel de Ña Barbara nos llevará hasta las orillas del Río Sil, una buscadora de oro en un contexto poco propicio. El trabajo duro, las heridas en las manos y en el alma, todo para un día tener suerte, para ser de aquellos que un día tuvieron al menos un poquito de suerte. Ella un día tuvo oro, descubran ustedes si así consiguió la suerte. Una historia de mujeres fuertes, que parecen no sentir, aunque nosotros sintamos la desolación interior cuando se acompaña de su hijo adoptivo Payo, interpretado por José Carlos Cuevas, un pobre hombre que parece saber cual será su destino, mas temprano que tarde. 

Joaquina Vera nos lleva al mundo mas festivo, un sainete, enredos, amores entrecruzados, en La suerte dirigida por Iñigo Rodríguez Claro, un elenco divertido, irreverente, juguetón, sin perder la esencia del texto original. Mariano Estudillo en el papel de Marqués se hace con el protagonismo, de dislates y trapacerías junto a Alba Enríquez con una bellísima y controlada energía en escena. Ella es Luisa, joven, enamoradiza a tiempos pícara como así nos lo hará saber la actriz. Andrea Soto Moncloa se pone en la piel de la Condesa, tan pronto canta dando si cabe mas ritmo a la pieza, como torna en cariz insinuante o terco, los cambios de registro no parecen ser ningún problema en los que parece sentirse como pez en el agua. José Juan Rodríguez  parece no tener espacio, siendo Barón todos le esquivan, le dan largas, él presente constante, impone su ser y se hace con el foco, coqueteando con el público al que parece mirar generando alguna complicidad, algún amor que en escena no encuentra.

Mención especial a José Pablo Polo en el trabajo de composición musical y espacio sonoro, quien en todas las piezas se convierte en hilo conductor musical, componiendo contextos y certezas en cada una de las piezas. Elisa Sanz en el trabajo de escenografía y vestuario junto a Pedro Yagüe en iluminación y Javier Patiño en video componen un equipo artístico con un trabajo del más alto nivel como ya es costumbre en todos los trabajos que podemos disfrutar en Teatro de la Comedia.

Acérquense al habla coloquial de las gentes pequeñas, a tres tonos diferentes y ciertos de una España desconocida, como desconocidas son estas tres piezas que nosotros sin duda les recomendamos.

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Teatro: Teatro de la Comedia.

Dirección: C/  Príncipe, 14.

Fechas: Del 15 de abril al 5 de junio de 2022

Horarios: De martes a domingo, a las 17:30

Precio: 12,50 €.

PROGRAMA DE MANO

 

EQUIPO:

Escenografía y vestuario:

Elisa Sanz (AAPEE)

Iluminación:

Pedro Yagüe

Compositor musical y espacio sonoro:

José Pablo Polo

Vídeo:

Javier L. Patiño

Coreografía en «El disfraz»:

José Juan Rodríguez

Asesoría vocal en «El disfraz»:


Andrea Soto

Asesoría objetual en «Las cartas»:


Andrea Díaz Reboredo

Ayudante de dirección:

Xus de la Cruz

Ayudante de escenografía y vestuario:

Igone Teso (AAPEE)

Ayudante de iluminación:

Marina Palazuelos Soto

Alumna en prácticas:

Julia Rincón Valadez

Alumna en prácticas en «El disfraz»:


Marta Artetxe

Alumna en prácticas en «Las cartas»:

Andrea Bernárdez

Alumna en prácticas en «La suerte»:

Alejandra Pérez

REPARTO:

«El disfraz»:

Alba Enríquez, Mariano Estudillo, José Pablo Polo, José Juan Rodríguez, Andrea Soto y Daniel Teba.

«Las cartas»:

Mamen Camacho, Silvia Nieva y José Pablo Polo.

«La suerte»:

José Carlos Cuevas, José Pablo Polo y Alba Recondo.

 


 







Íntima Atlántida en Nave 73


Nave 73 se llena de realismo mágico en escena, hipérboles en su máxima expresión, en una versión en la que Orlando de Virginia Woolf se constituye como una pieza de tema universal que no acusa el paso del tiempo. Una biografía sardónica, crítica con condicionamientos sociales y que remarca las diferencias de género de una época, de las que parte, gran parte aun están vigentes.

Oceanía en Naves del Teatro Español

 

Contar muchas vidas a través de la propia es algo al alcance solo de unos pocos. El reflejo de una generación plasmado en las líneas que Gerardo Vera con la compañía de José Luís Collado, decidió un día escribir sobre una etapa gris que él muy temprano teñiría de technicolor. Las líneas y la vida que hoy son homenaje póstumo, que su familia teatral toma como solo aquellos que son la familia elegida pueden hacerlo, de la manera más encantadora en el término mas estricto de la expresión y del modo mas respetuoso.

José Luís Arellano toma las riendas de la dirección con el máximo rigor, dotando a la pieza del ritmo preciso, no hay sobresaltos, no hay rapidez. La mesura parece adueñarse del espacio y del trabajo de la mano de Carlos Hipólito como transmisor de sensaciones, en los que sientes  como la vida pasa y cambian las relaciones en tanto va cambiando uno mismo. Los amores de hoy son los odios de mañana que pudieran devenir en compasión.

Carlos Hipólito es un actor con tantas aristas al que parece imposible encasillar. Su voz sin duda le acompaña y me resuena humildemente a un contador de historias  al que podrías escuchar sin descanso. Al actor no le hace falta ningún elemento externo, solo la verdad que imprime a su trabajo, su cadencia en el gesto y en su movimiento son suficientes para realizar un trabajo de primer orden. No hay estridencias, no hay banalidades, toda palabra tiene un sentido. Sin atisbo de dar lecciones de historia o proveerse de verdades absolutas, consigue mantener al espectador atento sobre al menos una verdad, la vivida por Vera y toda una generación en una España encorsetada y con olor a naftalina.

Como tantos, Vera soñaba con otra vida, lugares lejanos, lejos de esa España de falange y misa de domingo. Para Vera el domingo era un día especial y es que a su pueblo el domingo llegaba el cine y era el momento de vivir esas vidas que tanto imaginaba. La infancia privilegiada de Vera terminaría en el momento en el que su familia pasara a vivir en la ruina, su padre al que tanto quería había terminado de la forma mas dolorosa con la estabilidad de la familia. El odio hacía su padre presente en escena, rabia contenida, decepción en las entrañas del que nada puede hacer.

Viajaremos con Hipólito a Londres en un viaje hacía su eterno amor al cine y al teatro. Descubriremos con él, el amor y sin duda el desamor. Su compromiso político, la vuelta a España de un hombre que ya había cambiado, la reconciliación con su padre ya debilitado. Pero ante todo constante, su amor al teatro que le acompañó hasta los últimos días.

Pocos elementos en escena, como dije, no son necesarios. Mesas que permiten cambiar de ubicación al actor, situarnos en diferentes contextos, una maleta, junto a un vestuario austero pero impecable, mostrando la coquetería en el vestir, ni una arruga, zapatos brillantes como los de antes. Todo ello de la mano de Alejandro Andujar en el trabajo de vestuario y escenografía. El espacio volante, simbolizando las imágenes en blanco y negro, simbolismo onírico y el Nodo. Un bello trabajo de video escena de la mano de Álvaro Luna y colaboración de Elvira Ruiz. Si bien, hubiera sido bonito ver en algún momento el mar en color, porque Oceanía es hoy una realidad que no se puede teñir de gris.

Una preciosa pieza que habla del pasado con una clara mirada al futuro. Encantadoramente recomendable.

 
Teatro: Naves del Español. Sala Max Aub

Dirección: Paseo de la Chopera 14.

Fechas:Del 3 de marzo al 24 de abril. Martes a Domingo 19:30

Entradas: Desde 15€ 

Duración: 90 minutos. 

 

 

FICHA ARTÍSTICA: 

De: Gerardo Vera y José Luis Collado

Dirección: José Luis Arellano

Con: Carlos Hipólito

Diseño espacio escénico y vestuario: Alejandro Andújar

Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo (A.A.I.)

Diseño de videoescena: Álvaro Luna con la colaboración de Elvira Ruiz Zurita

Composición música original: Luis Delgado

Una coproducción de Teatro Español, Carhip5 S.L., Traspasos Kultur S.L. y COART+E

 


 

 
 
 
 
 
 
 

La Política en Nave 73

 



Transparencia, ruedas de prensa, gabinetes de comunicación, los partidos políticos minuto a minuto en twitter. Señoras y señores pasen y vean porque esto es lo que hemos interiorizado como democracia. Ver, oír y callar frente a una pantalla y votar cada cuatro años, legitimando una y otra vez la misma cosa.

Formas de poder instaladas a fuego en las entrañas del sistema y una sociedad que por rutina deja hacer en un sistema representativo que poco representa a la sociedad.

Para los interesados por la política para los que no, esta es su obra, La Trapecista autómata construye este parlamento que nos interpela a todas, nos veremos reflejados, convirtiéndose el escenario en espejo social en el que mirarnos.  Una reflexión divertida y a todas luces profunda sobre el papel del ciudadano en la cosa pública. Mas aún veremos las dos caras del gobernante para con el pueblo, esa otra cara que dista mucho de la pública, está en escena.

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