Tres mujeres, tres valientes que
representan una generación de mujeres, olvidadas, silenciadas y poco
representadas, en una sociedad que las situaba en un segundo plano, a la sombra
de tantos firmados como Anónimos y que muy probablemente fueron obra de una
mujer.
Ellas,
dramaturgas hijas de un patrimonio escénico desconocido para el gran público,
mujeres del S.XIX que se sabían válidas, como todas, pero que lucharon por ser
reconocidas contra viento y patriarcado.
Tres voces, diferentes, diversas y únicas
que constatan tres modos de contar la historia de aquellos que no tienen voz,
de las gentes corrientes y el habla rural. La fortaleza de mostrar la intrahistoria,
esa que no vimos en los libros de texto pero que fundamenta un todo social, una
época.
María
Prado toma las riendas en Las Cartas una pieza creada por Caterina Albert bajo
el pseudónimo de Victor Catalá se sumerge en el mundo de las clases populares en una Barcelona
ochecentista. La directora de la pieza otorga protagonismo a la palabra y al
buen hacer de Mamen Camacho en la piel
de Madrona una mujer, que podríamos ser todas. Un tono desolador, donde se
impone el coraje y la rabia que produce el desencanto producido por la traición
de Miguelico al que ella excusa cada vez, como así ha sucedido a lo largo
de la historia. Un diálogo entiendo con ella misma, con incertezas propias, tantas
que parece ser su propia jueza y jugarse su destino a las cartas. Una conexión con el público generando una línea
muy fina entre la ficción y la cruda palabra. Una narración sobre la propia
vida, ciertamente compleja para los ojos del espectador que no sabe cuál es su
lugar. Madrona habla con el público, se acerca y le interpela. No tengo
claro que ese diálogo tenga una doble dirección. Acompañada por Silva Nieva y José Pablo Polo
se compone esta pieza a la que seguirá La
Suerte, un texto que nos lleva al mundo galaico de Emilia Pardo Bazán. En este caso, Julia Barceló en la dirección se
acompaña de la una de las actrices con las que mas nos hemos reído en este
templo del teatro clásico y que también nos ha llevado de la mano al interior
del ser humano, Alba Recondo como
siempre espléndida, llenando cada vez mas el escenario con su entrada en
escena, en el papel de Ña Barbara nos llevará hasta las orillas del Río
Sil, una buscadora de oro en un contexto poco propicio. El trabajo duro, las heridas en las manos y en el alma, todo para un día
tener suerte, para ser de aquellos que un día tuvieron al menos un poquito de
suerte. Ella un día tuvo oro, descubran ustedes si así consiguió la suerte.
Una historia de mujeres fuertes, que parecen no sentir, aunque nosotros
sintamos la desolación interior cuando se acompaña de su hijo adoptivo Payo,
interpretado por José Carlos Cuevas, un
pobre hombre que parece saber cual será su destino, mas temprano que tarde.
Joaquina
Vera nos lleva al mundo mas festivo, un sainete, enredos, amores entrecruzados,
en La suerte dirigida por Iñigo Rodríguez Claro, un elenco
divertido, irreverente, juguetón, sin perder la esencia del texto original. Mariano Estudillo en el papel de Marqués se
hace con el protagonismo, de dislates y trapacerías junto a Alba Enríquez con
una bellísima y controlada energía en escena. Ella es Luisa, joven,
enamoradiza a tiempos pícara como así nos lo hará saber la actriz. Andrea Soto Moncloa se pone en la piel de
la Condesa, tan pronto canta dando si cabe mas ritmo a la pieza, como torna en
cariz insinuante o terco, los cambios de registro no parecen ser ningún
problema en los que parece sentirse como pez en el agua. José Juan Rodríguez parece no tener espacio, siendo Barón todos le
esquivan, le dan largas, él presente constante, impone su ser y se hace con el
foco, coqueteando con el público al que parece mirar generando alguna
complicidad, algún amor que en escena no encuentra.
Mención especial a José Pablo Polo en el trabajo de composición musical y espacio sonoro,
quien en todas las piezas se convierte en hilo conductor musical, componiendo
contextos y certezas en cada una de las piezas. Elisa Sanz en el trabajo de escenografía y vestuario junto a Pedro Yagüe en iluminación y Javier Patiño
en video componen un equipo artístico con un trabajo del más alto nivel
como ya es costumbre en todos los trabajos que podemos disfrutar en Teatro de
la Comedia.
Acérquense
al habla coloquial de las gentes pequeñas, a tres tonos diferentes y ciertos de
una España desconocida, como desconocidas son estas tres piezas que nosotros
sin duda les recomendamos.
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Teatro: Teatro de la Comedia.
Dirección: C/ Príncipe, 14.
Fechas: Del 15 de abril al 5 de junio de 2022
Horarios: De martes a domingo, a las 17:30
Precio: 12,50 €.
PROGRAMA DE MANO
EQUIPO:
Escenografía y vestuario:
Elisa Sanz (AAPEE)
Iluminación:
Pedro Yagüe
Compositor musical y espacio sonoro:
José Pablo Polo
Vídeo:
Javier L. Patiño
Coreografía en «El disfraz»:
José Juan Rodríguez
Asesoría vocal en «El disfraz»:
Andrea Soto
Asesoría objetual en «Las cartas»:
Andrea Díaz Reboredo
Ayudante de dirección:
Xus de la Cruz
Ayudante de escenografía y vestuario:
Igone Teso (AAPEE)
Ayudante de iluminación:
Marina Palazuelos Soto
Alumna en prácticas:
Julia Rincón Valadez
Alumna en prácticas en «El disfraz»:
Marta Artetxe
Alumna en prácticas en «Las cartas»:
Andrea Bernárdez
Alumna en prácticas en «La suerte»:
Alejandra Pérez
REPARTO:
«El disfraz»:
Alba Enríquez, Mariano Estudillo, José Pablo Polo, José Juan Rodríguez, Andrea Soto y Daniel Teba.
«Las cartas»:
Mamen Camacho, Silvia Nieva y José Pablo Polo.
«La suerte»:
José Carlos Cuevas, José Pablo Polo y Alba Recondo.